El Golf se
encontraba cada día más y mejor posicionado como el representante de Volkswagen por excelencia. Los
rivales europeos no tenían un modelo de sus características y de los japoneses,
apenas Honda con el Civic había
podido arrancarle un pedazo de mercado. Pero el Golf tenía tal
protagonismo, que no se veía quien pudiera hacerle sombra, hasta que fue la
misma Volkswagen quien lo hizo.