Hay momentos que marcan el punto de inflexión de una empresa, generalmente momentos financieramente difíciles y que pueden poner en duda el futuro de una organización.
En general la mayoría de empresas atraviesan por momentos como este y Porsche no fue la excepción.
Hay que considerar que en aquellos años Porsche se encontraba en ruta de colisión.
Sus modelos, si bien, reconocidos, tenían volumen de ventas reducidos y al 911 se le empezaba a ver como modelos viejos y poco evolucionados.
Durante aquellos años, Porsche decidió que una buena manera de revivir el potencial comercial de la marca era participar en el grupo B de competencias, pero como sabes, y por absurdo que parezca, para poder competir en este segmento de la FIA debías tener cierto número de autos producidos y vendidos a los simples mortales que, lo único que saben de carreras es, probablemente el horario de la transmisión en televisión de las competencias, pero que, en su gran mayoría, tienen mucho dinero y muy poca idea de cómo controlar un vehículo de más de 50 hp.
Pues bien, este grupo B, era
aquel en el que los autos participaban en rallies, y Porsche presentó en
1984 un modelo basado en el 911, con tracción integral, (el primero en
la historia de Porsche) y que debuto en el Rally Paris-Dakar de
1985.
Irónicamente, los 292 ejemplares
que debían ser fabricados para que el auto participara en el mundial de Rallies
no pudieron ser producidos en su totalidad antes del que el dicho grupo B
de carreras fuese prohibido.
Había terminado el proyecto del Porsche de Rally y había nacido la leyenda.
Como un auto de competencia, el 959
fue concebido para desarrollar cantidades absurdas de potencia, la misma que se
transmitiría al piso a través de las 4 ruedas.
El motor trasero fue un bóxer
de 6 cilindros biturbo de 2,849 cc, con un sistema de enfriamiento mixto. El
motor era, como todos los motores de Porsche hasta entonces, enfriado
por aire y las válvulas del motor se enfriaban por agua contaba con un chasis
regulado electrónicamente y altura de la suspensión variable.
Como buen alemán, la sofisticación llego al punto, por ejemplo, que los radios de las ruedas de aleación fuesen huecas, con el fin de ahorrar peso. Además, se utilizaron en su construcción materiales como kevlar, aluminio y poliuretano en varios paneles de su carrocería.
No dudamos ni un segundo en decir
que este debería ser considerado el primer Porsche moderno de la
historia.
Los autos producidos estuvieron a
la venta de 1986 a 1989 y, aunque el precio del pequeño bólido era exorbitante
para la época, la enorme inversión que requirió su desarrollo, aceleró la crisis
económica de Porsche, y lo único que se le puede agradecer es que este
auto sentó las bases técnicas y tecnológicas para los posteriores modelos del
911.
Lamentablemente, la pérdida económica
era tan seria, quPorsche perdía más de la mitad del coste de producción.
Por si lo anterior fuera poco, debido a las especificaciones y equipamiento, el
auto no era Street Legal en Estados Unidos, un mercado que le hubiera
permitido al menos a Porsche recuperar en menor tiempo parte de lo invertido.
De los autos producidos,
existieron dos variantes: Komfort, una versión un poco más civilizada, y
Sport, que prácticamente se trataba del auto de carreras como fue
concebido, puro y crudo.
Si bien, Porsche quería sacudirse
un poco de encima la competencia de Ferrari y Lamborghini, el 959
fue responsable en parte del lanzamiento de otra brutal bestia: El Ferrari F40 con el cuan Maranello le planto cara al 959 unos años después.
En su defensa podemos decir que, este modelo de Porsche inicio la era de
los super autos,
Estéticamente, el 959 era una
aberración. Generalmente hablamos de la función por encima de la imagen. El 959
era función pura, la imagen nunca fue una prioridad en este auto.
Como ya mencionamos antes, el 959
sentó las bases del 911 moderno, sin embargo, los méritos del 959,
son básicamente técnicos. Estéticamente es muy feo. El habitáculo de los
pasajeros era uno típico de 911 y el resto de la carrocería no estaba
acorde ni en forma ni en dimensiones.
Las líneas elípticas elegantes de
la cabina chocaban con el resto de la carrocería. No existía congruencia entre volúmenes
ni terminados. El único rasgo que permaneció y evolucionó fueron los
salpicaderos delanteros suavizados con lámparas frontales recostadas.
Los arcos de rueda ensanchados
para cubrir las llantas de piso más ancho daban lugar a un estribo burdo y
exagerado.
Por enfrente del arco de rueda
trasera, en el costado, tiene uno de los inlets de enfriamiento más feos de la
historia, amorfos y diminutos.
La parte trasera, se extendía
tanto hacia atrás y era tan plano que parecía que se hubiera adaptado de un
vehículo completamente diferente. Desde ciertos ángulos es muy feo. Todo el
conjunto luce caído. Comparado con la altura de los demás elementos de la
carrocería es muy bajo. Las lámparas traseras de ancho completo, tradicionales
de Porsche de aquellos años, era el único rasgo reconocible.
Por dentro se trata de un
interior tradicional de 911 de aquella época, funcional y austero.
Centrado en la en la facilidad de operación para el conductor.
¿Entonces por qué decimos que se trata de un auto legendario?
El 959 no salvó a Porsche de la crisis, tampoco fue un auto que triunfara en las pistas. Por si lo
anterior fuera poco, representó una enorme pérdida de dinero para la marca.
¿Entonces porque nosotros, que
nos gusta hablar de la belleza de los autos y su diseño nos detenemos a platicarte
del 959? Por una simple y sencilla razón, la belleza de este auto yace
debajo de su carrocería. Esta fue en su tiempo y aun hoy, una máquina de
desempeño tremendo. Por otro lado, el esfuerzo de Porsche para haber
desarrollado una bestia de carreras en una época en que el dinero no era
abundante, representa un error corporativo que le debe haber costado el trabajo
a varios contadores de finanzas en la empresa, pero sin duda se trata de un
desarrollo técnico muy adelantado a su tiempo.
El 959 hizo aportes
importantes. Desde el uso de materiales que en aquella época eran considerados
de última tecnología, hasta un motor biturbo enfriado por aire capaz de
desarrollar un 0-100 en tan solo 3.7 segundos, que ahora puede que nos sean tan
impresionantes, pero si consideras que es un auto que puede ser mayor que tu
padre (37 años), pues sin duda son números respetables. Por si lo anterior fuera
poco, alcanzaba una velocidad tope de 319 km/hr. Lo que en su momento le otorgó
el tituló del auto de producción mas rápido.
También, hizo que las marcas
rivales despertaran y gracias al 959 nos dimos cuenta que los autos
podían ser más veloces y más capaces, además de más inteligentes. Y por si
fuera poco, el 911 debe agradecer parte de su legado tecnológico al 959.
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Imágenes:
Porsche, FavCars