Los artistas suelen entender, comprender e
inspirarse en la composición de los grandes maestros que les precedieron en la
mayoría de disciplinas de las artes.
Estos
estilos re interpretados permiten a los jóvenes avanzar rápidamente en el
aprendizaje de su disciplina y catapultarse hacia nuevos alcances… o al menos
eso es lo que debería suceder.
El retro ayuda a evocar dos
emociones: Recuperar esa etapa ida, aquello que creíamos que no volvería, sana
la nostalgia y la adapta al presente o incluso al futuro, crea con el usuario
una familiaridad inexistente y, por otra parte, la sensación de poder transitar
hacia épocas en las que no vivimos.
En la industria automotriz sucede
algo parecido. Y tiene muchas ventajas. Las mas notorias es que, una marca
puede revivir la personalidad de un producto descontinuado hace décadas. Puede crear
de manera instantánea la grandeza de tiempos pasados, puede dar al nuevo
cliente la sensación de adquirir algo que ya conoce, hacerlo sentir cercano a
un producto que no tiene nada que ver con el producto al que le relaciona
mental y visceralmente. Lamentablemente estas sensaciones siempre se usan a
favor del fabricante y transitan muy rápido en la memoria colectiva.
VW Beetle, Mini Cooper, Chevy SSR, Chrysler PT-Cruiser o incluso la primera generación del Ford GT, todos que en algún momento le pueden haber parecido a sus compradores una excelente idea, perdieron rápidamente su encanto y hoy día, algunos de ellos se ven y se sienten absurdos.
Habrá alguien que en este momento
piense por ejemplo en el Porsche 911. Pero habría que aclarar que el
caso del deportivo de Stuttgart no es retro, es un caso de diseño
evolutivo, parecido a lo que intento hacer Ford con el Mustang y Chevrolet
con el Camaro (QEPD) en sus últimas generaciones y guardando las proporciones.
¿Cuál es la diferencia? Pues que
mientras Porsche ha avanzado sobre la misma idea básica, el diseño retro
involuciona desde un punto determinado hacia el pasado.
Y hoy toca el turno a Alfa-Romeo,
que bueno, sus genios de mercadotecnia deben haber pensado que, si Lamborghini
lo había hecho con el Countach y Bugatti con el Cientodieci,
la legendaria, pero muy maltratada por su falta de fiabilidad y temperamento,
marca italiana, podría hacer algo parecido.
Este nuevo concepto esta
inspirado por un auto de carreras de 56 años. El 33 Stralade. Para este
debut se alinea el fuorisiere (programa de personalización que dejo de
funcionar en 1969 y ahora vuelve también a la vida) que es la definición de
Alfa-Romeo para la fabricación de modelos altamente personalizados, o según la
marca “a la medida”, Carrozzeria Touring Superleggera, que será la carrocera
que fabrique los únicos 33 autos que se producirán y un equipo de
personas de Alfa-Romeo que acompañaran al cliente en todo el proceso de personalización
y fabricación del auto.
Es decir, Alfa no solo retrocedió
en el tiempo en cuestiones estéticas, sino también un poco en los procesos “artesanales”
de fabricación y personalización de este modelo en especial. Lo que
honestamente no nos convence y que hará que al igual que otros modelos de producción
limitada, la mayoría de estos ejemplares terminen descansando en algún museo o inmenso
garaje subterráneo en el bunker de algún jeque de medio oriente o político de Latinoamérica.
La imagen del auto, como se puede
apreciar en las imágenes esta muy inspirada, por no decir simplemente copiada y
actualizada, en el auto original. Y eso no es malo para quien busca un Alfa-Romeo
para impresionar a su abuelo.
El 33 Stralade fue un auto
muy vanguardista en 1967, sus formas voluptuosas, grandes arcos de rueda tanto
el los guardabarros delanteros como en los musculosos costados traseros, hacían
lucir al compartimento de los pasajeros hundido entre tanto músculo.
Sus líneas elípticas en prácticamente
cada elemento exterior, fueron signos del tiempo, tendencias de los autos de
competencia en su momento.
De Alfa-Romeo solo un
diminuto triangulo invertido, coronado por el escudo de la casa montado sobre
la toma de aire delantera, era el único detalle estético que identificaba al
auto como parte de la marca.
El nuevo Stralade presenta
una copia actualizada. Para emular las extremadamente bajas unidades luminosas,
el nuevo auto tiene unas de las lámparas delanteras mas innecesariamente complejas
de la actualidad. Incluso las tomas de aire laterales, ubicadas bajo las lámparas,
están salpicadas de pequeños e innecesariamente expuestos, diminutos cuerpos lumínicos.
Estas lámparas delanteras, en el
mundo real, sufrirían constante roturas por pequeñas piedras del camino.
Este nuevo auto ya ni siquiera
tiene una tradicional parrilla de Alfa-Romeo, tan solo el residuo de la
misma, la que suponemos que pretende ser sustituidas además por el volumen
sobre el capo delantero en forma de V.
La vista lateral del biplaza solo aspira a los sensuales volúmenes del modelo original y por tanto es imposible que la cabina luzca mas baja respecto a los salpicaderos y costados.
La toma de aire lateral, discreta
en el modelo de los 60, es mas extrovertida, amplia y baja que la original,
tanto así que el volumen lateral de la puerta se ve obligado a descender.
La parte trasera, como todo
deportivo italiano de motor central trasero, es musculosa. En sus entrañas alojará
un V6 biturbo de más de 620CV, que unido a sus tres motores eléctricos lograra
750CV, capaces para dispararlo de la inmovilidad hasta los 100km/hr en menos de
3 segundos e ir incrementando la velocidad hasta los 333 km/hr (Si, 333,
el 33 no es casualidad), que es su límite de velocidad.
Quizás la mejor vista es la
trasera. Y ¿Qué crees? Es probablemente la vista menos retro del conjunto
visual.
Los laterales exteriores de las lámparas
son solo un pretexto de los huecos con malla del vehículo original, que servían
para liberar presión. En este coche solo son un pretexto estético. Las lámparas
redondas tienen profundidad visual, y la parte baja y el difusor, tiene que
haber sido diseñado o al menos inspirado por soluciones de Ferrari, la
hermana mayor de la marca, por cierto, emancipada de Stellantis.
El nuevo Alfa-Romeo 33
Stralade hubiera sido una muy buena idea como concepto y una muestra de
capacidades técnicas. Queda claro que producir solo 33 unidades personalizadas,
es una forma de recuperar una pequeña parte de monto del desarrollo.
Como modelo para hacer soñar a
las nuevas generaciones, carece del impacto cultural del Countach, la cercanía
temporal del EB-110, la constante presencia del 911, o la identificación
instantánea en el imaginario del Camaro o Mustang.
Solo algunos conocedores saben
que fue el 33 Stralade y la verdad seria muy cansado explicarlo. Es más,
tampoco nos parece un auto que hubiese sido disruptivo. Fue un pequeño Alfa de
carreras que debió haber tenido algunas victorias, pero que merecía descansar
en paz.
Créditos:
Imágenes: Stellantis.