El tiempo pasa
muy rápido. Apenas sentimos que nos estamos recuperando de la impresión de la
primera Porsche Cayenne, que era un
enorme mastodonte deforme y feo, y resulta que ya hemos llegado a la
presentación de la tercera generación del Panamera.
Y como en todo buen Porsche, el Panamera presenta modificaciones de imagen tan sutiles, que solo el obsesionado ojo de un fan de Porsche puede distinguirlas sin el uso de un microscopio.
Pero revisemos uno a uno los
nuevos atributos tecnológicos, dinámicos (y algunos estéticos) que hacen que
valga la pena considerarlo una nueva generación.
No es, sin embargo, una copia al carbón,
porque debido a las regulaciones de seguridad de diferentes mercados, muchas
piezas han sido completamente nuevas.
El interior se actualiza para
ponerse a la altura de Cayenne o Taycan, con pantallas enormes y
la opción de una pantalla más frente al asiento del pasajero y la tecnología necesaria
para hacer buen uso de ellas. Sin duda los interiores eran un aspecto en el
que, el Panamera de modelos anteriores, ya dejaba ver el paso de los
años y un aspecto por el cual, hemos sido testigos de clientes que han
preferido un Taycan sobre un Panamera, únicamente por la tecnología
interior.
Las motorización del nuevo masivo
sedán alemán recaen en V6 de 2.9L turbo cargado, mientras que el E-Hybrid
montará un 4.0L twin turbo al cual le toma únicamente 3 segundos llegar
de 0 a 100 km/hr .
El Porsche Active Suspension Management,
un sistema que permite mayor estabilidad en movimiento, será equipamiento estándar
en este nuevo modelo.
Estéticamente, como lo
mencionamos al principio, los cambios son tan sutiles que no saltan a la vista.
Podrás esperar unos cuantos colores nuevos que sustituyan a otros en la paleta
de colores para este auto y algunas cuantas ruedas con diseño nuevo, entre lo más
notorio. Además de lo anterior, quizá el detalle que es más fácil detectar, son
las nuevas lámparas delanteras. Estas, mas que redondas u ovaladas, adquieren
laterales rectos y recuerdan mas a las del 718 (Cayman).
En el frente, al centro, el auto monta
una toma de aire horizontal por encima del porta placas, que, aunque no lo
creas, no la tenía el modelo anterior. Esta se integra a la toma de aire
inferior, para dar la impresión de ser una enorme toma de aire dividida por la
barra delantera de defensa.
Las salidas de aire del
salpicadero, aprovechan el corte de la puerta delantera, ala Taycan y Audi
E-tron. Genética familiar, le dicen.
El perfil de las ventanillas
traseras es menos elíptico que en el modelo anterior. Tiene algunos cortes muy
suaves, apenas notorios.
En la parte trasera, el cristal
deja la forma de trapecio invertido para ser mas recto en los cortes laterales.
Los marcos de cada lado, ahora quedan ocultos bajo el cristal, lo que le da una
sensación de mayor área exterior, aunque por dentro probablemente la
visibilidad sea la misma que antes.
Por otra parte, no esperemos
cambios radicales en un auto al que eventualmente le sustituirá el Taycan.
Por mucho que nos duela.
Mos gustarían un poco más de evolución
en este enorme crucero. Sin duda. Pero es un auto de volúmenes de venta
limitado que eventualmente dejara su lugar a eléctricos. Así que, si quieres un
Panamera, este es el momento.
Créditos:
Imágenes: Porsche.