Desde el exterior, la Nautilus nos da esa sensación de que ya la habíamos visto antes en alguna parte.
Lincoln parece no estar
interesado en competir contra las SUV coupés alemanas, la Nautilus
parece un producto destinado a un cliente conservador. Interesado mas en la
comodidad, confiabilidad, y concepto de lujo americano, que en la estridente
imagen que atrae clientes jóvenes.
Sin embargo, tampoco se trata de
una Navigator de hace 10 años.
Efectivamente, la innovación más
importante de la Nautilus con respecto a anteriores modelos de la marca,
no se puede ver desde afuera. Y es que, en su interior, la nueva Lincoln tiene diseño, equipamientos y detalles, que, nos parece, están a la altura de los
vehículos de clase mundial más nuevos.
El clúster de instrumentos, que como ya te platicamos es ahora una enorme pantalla incrustada en el tablero, está ubicada en una posición horizontal y baja, que incrementa la sensación de altura y por tanto visión del camino, que seguramente mejorará sustancialmente la sensación de control para el conductor. Las dimensiones del volante y sus formas nos recuerdan a Peugeot en sus modelos más recientes, un detalle que confirma que el tamaño del volante no debe ser necesariamente proporcional al tamaño del vehículo que lo porta y que sin duda mejorará la capacidad para maniobrar el auto. Y así, la suma de estos pequeños detalles, aunado al tradicional espacio americano, incrementan la sensación de comodidad, lujo y modernidad.
Por fuera la Nautilus es una SUV americana. El frente es una enorme parrilla que solo guarda el detalle sobresaliente en su parte baja, que nos recuerda que alguna vez las parrillas de Lincoln estuvieron divididas verticalmente.
Las lámparas delanteras se unen
por una línea horizontal que es el único rasgo estético. Bien por el equipo de
diseño que no busco llenar de detalles innecesarios que recargaran su imagen.
El perfil es inconfundiblemente Lincoln.
Dos volúmenes bien definidos. Las opiniones de nuestros colaboradores con
respecto a la imagen lateral se encuentran divididas. Una parte esta a favor de
la suave caída del cielo hacia la parte trasera y lo identifican como parte de
la imagen de Lincoln, y la otra mitad opina que este rasgo, muy de las SUV del ovalo azul, le resta dinamismo a la imagen del vehículo y lo hace
lucir anticuado.
La moldura que parte del
salpicadero delantero hasta mas de la mitad de la puerta delantera, es un poco
exagerada. Parece que montara una catana en cada lado. No es desagradable, pero
no aporta nada a la vista integral de un auto que se trató de mantener con un
diseño muy limpio. Tan limpio que incluso las manijas de las puertas están montadas
sobre el horizonte de las ventanas laterales.
Desde el perfil, en las lámparas
delanteras, traseras y en el poste D, hay una serie de detalles horizontales que
le dan cohesión a todo el diseño.
La parte trasera esta dominada
por la tradicional lámpara en barra horizontal de Lincoln. Aunque en
este caso, recuerda lo visto en diseño Audi, específicamente la Q8.
Aunque no es nada que demerite el concepto total.
Pero, y… ¿En conclusión?
Si se prioriza la comodidad
interior, el manejo con demandas dinámicas adecuadas, y una imagen discreta, la Lincoln Nautilus puede ser una buena opción.
Si buscas distinción sin dejar de ser tradicional y continuar con una tradición familiar, también puede ser una opción. Si además necesitas respaldo de una red de concesionarios madura y bien desarrollada, definitivamente es una buena opción.
No esperes desempeño alemán, economía
china, o confiabilidad japonesa.
La Nautilus 2024 es un
paso pequeñito y temeroso por parte de la división de lujo de Ford por
subsistir, y a estas alturas esperamos que el futuro de Lincoln no sea el
mismo que en su momento atravesó Jaguar, cuando esta era propiedad de Ford,
que, por dar pasos pequeñitos, paso a manos de un nuevo dueño.
Créditos:
Lincoln.