Reinventar una
marca no es nada sencillo, sobre todo si se trata de una de nicho cuyo encanto
se basaba en la manufactura artesanal y un paradigma inamovible de peso ligero
que, si bien seguía la doctrina de Colin Chapman, limitaba la competitividad de sus
productos, sus comodidades y prestaciones contra los competidores alemanes e
italianos de la actualidad.
Mientras el resto de las marcas
incrementaban gradualmente la talla de sus autos, más que por gusto, por la
necesidad de incrementar las mejoras mecánicas y electrónicas, Lotus se había
mantenido fiel a su filosofía, tanto por falta de recursos, como por dogma.
Pero como sucedió con Jaguar,
Land Rover, Mini, Rolls-Royce y Bentley, entre
otras marcas de origen inglés, la llegada de un nuevo propietario también marca
la llegada de recursos monetarios y la urgencia de volver la escudería
rentable.
Y si hay que volver rentable una
marca, el lanzamiento de productos que sigan las tendencias del mercado, es una
premisa ineludible. El primer paso fue modernizar sus modelos en nichos
emblemáticos: Un super auto electrico, un deportivo compacto, un SUV, y
ahora algo que nadie esperaba: Un Hyper GT… ¡De 4 puertas!
Ya mencionamos que reinventar una
marca es un ejercicio complicado y riesgoso.
Mientras marcas como Alfa-Romeo
reinterpreta sus iconos, Lotus toma el camino más sinuoso y arriesgado:
Eliminar cualquier rasgo residual de sus diseños y reinventar la totalidad de
su portafolio.
Como es costumbre con Lotus, la información técnica es mas escasa que las salas de exhibición de la marca. Sabemos hasta ahora que el auto tendrá tracción en las cuatro ruedas, contará con motores eléctricos tanto en las ruedas delanteras como en las traseras, con potencia superior a 675kW/905hp, torque superior a 985 Nm, velocidad tope de 256 Km/hr y un cero a 100 en 2.78 segundos.
Esto, habrá que esperar a la versión de producción para poder confirmarlo, pero para cualquier aficionado de Lotus, el problema no seria el rendimiento. El problema es que el auto no luce, al menos hasta ahora como un Lotus.
El frente da la impresión de ser
mas alto de lo que es. Este efecto se debe mayormente, a la toma de aire
frontal. El marco trapezoidal de la parrilla central se enmarca por dos enormes
soportes laterales que elevan el resto de los elementos estéticos frontales,
que estarían mejor ubicados en un Polestar. Como siempre en estos casos,
es importante recordar que Lotus, Volvo, Polestar, Link&Co
y Geometry, son propiedad de Geely, por lo que, la unión genética
y tendencias de diseño similares tienen razón de ser, la mas notable es la
doble fila horizontal en sus lámparas delanteras.
El perfil es alto y convencional.
El tratamiento bicolor de la carrocería pretende disimular esto. Habríamos
esperado algo mas bajo, esbelto y radical en un sedan de una marca de tradición
deportiva. Pero detrás de la expectativa se esconde la extrañeza y el deseo inconsciente
de conectar este automóvil con la imagen de Lotus, lo cual es imposible.
Los ductos aerodinámicos están muy
forzados en la configuración exterior del auto. En la parte delantera y
trasera, lucen en su lugar. Lateralmente están forzados.
Lo que debía ser la tapa del baúl
trasero, es un spoiler activo y la línea horizontal de luces traseras que
atraviesa al auto de lado a lado, forma parte de la nueva imagen de los autos
de la marca.
Los interiores son muy limpios y
lucen aun en etapa conceptual. Seria un milagro si estos llegan a producción,
porque son altamente estéticos y minimalistas. Si llegan a producción, marcarán
un hito para la marca, que siempre se distinguió, más que por el minimalismo,
por la austeridad, al punto de que modelos de la casa como el Elise, no
contaba siquiera con alfombras en su piso. La carga tecnológica que se presume será
bienvenida y será una importante declaración de capacidad técnica de la
empresa.
¿Nos gusta?
No esta nada mal. De hecho, sería
estupendo con un emblema de Volvo o Polestar. El problema es que
no luce como Lotus. Es cierto, no es un adefesio como el Europa,
tampoco es asombroso como el Esprit, mucho menos es un pequeño bólido
como el Elise. Y el color amarillo, comparable únicamente con el color
de la dentadura de un rancio miembro de la realeza inglesa, es el único detalle
que hereda de la siempre exótica paleta de colores de Lotus.
Pasará mucho tiempo para que Geely nos pueda convencer de que esta respetando la herencia de Colin Chapman
y que esta fabricando Lotus en lugar de fideos chinos, sin embargo,
considerando el enorme riesgo financiero que se esta corriendo, es de agradecer
que se invierta en reinventar una marca tan emblemática y de tan alto
significado en el deporte motor y en el imaginario de los aficionados al
deporte y a la misma marca.
Créditos:
Imágenes: Lotus Cars.