Hay automóviles que se forjaron
su propia historia. Autos que no respondían a su tiempo ni a un lugar en
particular en el portafolio de su marca. Que rompían con cualquier parámetro de desempeño de su época. Autos que parecía, habían sido construidos sin restricción alguna.
Algunos por ser extremadamente bellos, otros por ser singulares, otros por tener prestaciones tan salvajes, que eran verdaderas bestias que podían devorar a su piloto si este no contaba con la aptitud para domarlo.