De TVR se puede platicar mucho, tal vez más de lo que su propia historia lo permite.
Su trayectoria está muy lejos de la del éxito industrial y se acerca mucho mas a una de producción muy limitada, casi artesanal.
Si bien los orígenes de la marca de la mano de Trevor Wilkinson se remontan a la década de los 40 en el siglo pasado, vio la luz hasta 10 años después con un vehículo bajo encargo: El Jomar Coupe, un biplaza minúsculo (como buen deportivo ingles) de líneas elípticas y diseño básico, casi primitivo con un corte horizontal que salía de la parte trasera del arco de rueda delantera, que fue adoptada con el paso del tiempo como una característica estética de la marca, y probablemente, una de las pocas características estéticas residuales en su modelos más recientes.
Al Jomar le siguió el Grantura, que aporto al perfil de la marca el medallón abombado que daba al minúsculo coupe una imagen audaz en su época que influirá a algunos modelos incluso Porsche y Ford en la década de los 80.
Mientras crecia, TVR parecía haber prohibido la regla francesa en las oficinas de diseño para incorporar la serie Tasmin, un pequeño Coupe que tuvo el primer doble cristal trasero de la historia (copiado más tarde por Honda en el Civic Coupe, Pontiac Aztek, incluso el Totoya Prius y el Chevy Volt, que tienen su propia variación del tema).
No está demás señalar que es uno de los modelos TVR más vendidos y el último en ser comercializado en USA e irónicamente, el menos reconocido de la marca.
Hasta entonces el carácter estético de la marca fue tan variado y exótico al punto que solo podrían ser igualados por los diseños de los sombreros de la Reina Isabel, sin embargo entre los modelos más reconocidos y mejor logrados podrían mencionarse por ejemplo el Griffith, un coupe de tamaño mediano, líneas elípticas y diseño limpio inspirado sin duda en el carácter británico y deportivo del Jaguar E-Type.
El Cerbera utilizo la misma plataforma del Griffith y estéticamente era la versión mas radical del mismo. Con ópticas frontales más agresivas y un V8 de diseño de alto rendimiento de la casa.
Estéticamente el Cervera dio inicio a las claves de diseño de ópticas redondas múltiples, el corte de agalla entre el salpicadero y la puerta y la línea de carácter longitudinal.
Sin duda uno de los iconos de TVR fue algo que nunca llego a la producción: El Cerbera Speed 12, conceptualizado en 1997 como lo que en su momento debía de ser el vehículo street legal de mayor velocidad del mundo. Con una potencia estimada de más de 800 bhp y recordado mayormente por los fanáticos de las primeras ediciones del Gran Turismo, porque en el mundo real, los modelos producidos fueron apenas de poco más de una decena, de los cuales algunos dejaron de existir en las pistas.
Estéticamente el Speed 12 fue una aberración. Diseñado sobre la plataforma ya existente, las adaptaciones para manejar semejante volumen de potencia crearon uno de los modelos estéticamente peor integrados de la historia.
Sus salpicaderos, costados y fascias eran láminas plásticas inflamadas y huecas. Tan mal ensambladas como las de un auto chino y de características muy exageradas, justificadas únicamente por la promesa de un desempeño supremo, que como el caso del XJ220 de Jaguar, nunca llegó a la producción .
Lamentablemente fue solo una promesa de potencia, que nunca pudo concretarse.
A mediados de la primer década de este siglo, el Sargaris fue el último intento de TVR por seguir vigente.
Aun cuando el Sargaris fue conceptualizado como vehículo de competencias, la imagen era tan exuberante que su sola presencia podía influir negativamente en el espectador.
Si bien TVR intento actualizarse, el modelo y la producción artesanal estaban fuera de contexto contra la competencia de la época.
El Sargaris era una sobredosis de agallas, venturis, ranuras de ventilación y líneas elípticas. Los tubos de escape peor ubicados de la historia que daban a lo que debía de ser la fascia trasera, el peor diseño de todos los tiempos.
Y de pronto, TVR desapareció tan silenciosamente como había llegado y aun cuando nunca escuchamos a nadie mencionar que TVR era su marca favorita, dejo uno de esos huecos inexplicablemente difíciles de llenar. Como si un buen día la guardia real de Buckingham dejara de utilizar sus Bearskin Hats. Nadie los necesita y no son prácticos, pero si visitas Londres debes tener una foto junto al guardia con su enorme sombrero. Así es TVR al mundo motor.
¿Por qué no tomar las bases técnicas del Speed 12, actualizar plantas de poder y chasis y darle un diseño con mas pureza de propósito, tomando claves de diseño clásicas?
Muchos, no solo en el Reino Unido, seguimos esperando que TVR sea de nuevo un protagonista de fantasías motores.