Para quienes lo conocen no hay lugar a dudas; El Nissan GT-R pocas veces puede ser descrito sin alguna onomatopeya que describa aprobación, admiración, deseo e incluso lujuria.
Si vives en algún país en el que el GT-R no
se comercializa hay ciertas cuestiones importantes que aclarar, aun cuando el
auto luce bien en fotografías, en persona el GT-R es intimidante, exuda poder,
deja claro que no es un sedan disfrazado de deportivo, es un pura sangre, es
una amenazadora bestia de caza, un devora muscle cars.
¿Tendría caso modificar en ejemplar tan
destacado? ¡No!; Evidentemente no. Tal vez solo añadir algunas características
que los distingan visualmente de su predecesor.
Parece que GT-R se libro de pasar por la
mesa del diseñador de Nissan a quien por ejemplo se le ocurrió el BladeGlidder.
El deportivo nipón estrena disposición de
elementos en sus lámparas delanteras, solo perceptible en persona o mirando con
mucho detenimiento las imágenes, colores exteriores y algunos nuevos diseños de
ruedas.
El modelo Nismo, además de las mejoras mecánicas
relacionadas con esta designación se presenta en blanco con efecto suelo en
fibra de carbón cruda y vivos en rojo al igual que el refuerzo central de la
defensa.
La fascia delantera presenta una superficie
mas limpia, libre de volúmenes y con unos outlets en la parte trasera del arco
de las ruedas delanteras.
Se elimina cualquier indicio de cromo.
Portan también un masivo alerón trasero, fascia trasera con en el cuarto
lateral y sobre los escapes traseros.
Evidentemente el GT-R tiene aun un poco de
ciclo de vida por delante antes que tenga que ser sometido a una reforma
estética mayor.