La contaminación por emisiones de
CO2, el incremento de la temperatura global y la dependencia de recursos no
renovables, además de una conciencia ecológica exacerbada por agendas políticas
que poco saben y tiene que ver con la movilidad, provocó que las políticas y
normas anticontaminantes de muchos países se centraran en estos aspectos y que
buscaran reducir la contaminación atmosférica, la dependencia de combustible
fósiles, reducción de ruido y otros aspectos.
La intención fue muy buena. Pero fue tan intempestiva, que obligó a algunos fabricantes a buscar opciones de plantas de poder alternativas rápidamente.