La contaminación por emisiones de
CO2, el incremento de la temperatura global y la dependencia de recursos no
renovables, además de una conciencia ecológica exacerbada por agendas políticas
que poco saben y tiene que ver con la movilidad, provocó que las políticas y
normas anticontaminantes de muchos países se centraran en estos aspectos y que
buscaran reducir la contaminación atmosférica, la dependencia de combustible
fósiles, reducción de ruido y otros aspectos.
La intención fue muy buena. Pero fue tan intempestiva, que obligó a algunos fabricantes a buscar opciones de plantas de poder alternativas rápidamente.
Los motores de combustión interna
eran la única opción probada en automóviles, la otra fuente confiable y con red
mundial de disponibilidad, era la energía eléctrica.
Por otra parte, los fabricantes
decidieron cambiar el concepto del automóvil como simple medio de transporte,
convirtiéndolo en un gadget conectado a la red. Al principio para multimedia y
comunicación. Hoy día, prácticamente como computadoras portátiles, que tienen
su propio sistema operativo, están conectados permanentemente a internet y
brindan interconexión a los dispositivos del pasajero.
Los fabricantes se frotaron las
manos al percibir que los autos, además del modelo comercial anual, podrían obligar
a los usuarios a renovar sus automóviles de manera más frecuente debido al desgaste
de las baterías.
Lo anterior a pesar del
desarrollo de baterías de iones de litio, las cuales tienen una alta densidad,
lo que significa que pueden almacenar una gran cantidad de energía en un
espacio relativamente pequeño y tienen una alta eficiencia, gracias a lo cual
pueden almacenar y liberar energía con un índice de perdida muy bajo en forma de
calor. Pero como toda batería, con cada recarga se reduce gradualmente su vida útil.
Esta tecnología es utilizada por fabricantes
de vehículos eléctricos populares como Tesla, Honda, BMW, Ford y Porsche,
quienes manufacturan diversos e innovadores automóviles eléctricos que utilizan
tecnología de baterías de iones de litio. Por ejemplo, Tesla, crea vehículos
con sistemas de baterías de hasta 110 kWh.
Las autoridades se preocuparon
tanto por reducir emisiones y consumo de combustibles, que la urgencia y falta
de conocimiento les hizo pasar por alto aspectos negativos de estas opciones: A largo plazo los desechos de las baterías son, incluso más contaminantes.
Es cierto que, fabricantes como
Honda trabajan en plantas de poder experimentales basadas en hidrógeno, y que
otros fabricantes tienen también desarrollos independientes, pero la
complicación de estas tecnologías con la seguridad y disponibilidad han frenado
su comercialización.
Los eléctricos e híbridos
enchufables le han venido ganando terreno a los híbridos rápidamente.
¿Por qué? Los eléctricos son
signo de vanguardia y conciencia ecológica.
Pero, una calidad de ensamblaje
cuestionable, sobretodo en el caso de vehículos chinos, la falta de disponibilidad de redes de carga, la posibilidad de combustión
espontánea de algunas baterías, la falta de protocolos por parte de las
autoridades y gobiernos para controlar el fuego provocado por una batería de
ion-litio, la duración limitada de las baterías, el costo de una batería de
repuesto (muchas veces mas alto que el del valor total del auto), la falta de
políticas de manejo de baterías una vez que estas queden inservibles, el manejo
de sus residuos, entre otros, no ha sido motivo suficiente para que el cliente
con el capital necesario, considere por moda o status, comprar un auto
electrico.
Hemos sido testigos de un frenesí
por parte de quienes podían adquirir un auto electrico comparable tan solo con
los clientes de Apple o Samsung cada que se estrenaba un modelo nuevo de
teléfono móvil. El frenesí ha disminuido lentamente, mas lento que el fuego de
una batería de ion-litio, pero continúa reduciéndose, porque a quienes se les
hablo en un inicio, del importe que ahorrarían en combustible, no les hace lógica
que un vehículo de precio superior tenga tantas limitaciones prácticas y una duración
limitada.
En mercados como Japón, una isla
de territorio reducido, o Europa, donde el auto puede ser una herramienta de
transporte urbano, se tienen zonas de acceso limitado a vehículos de emisiones
reducidas o nulas, un electrico puede hacer sentido.
En América y China con
territorios enormes, y una cultura automotriz desarrollada, un electrico
equivale a un juguete; Un capricho muy caro, un símbolo de status poco
práctico.
Colegas que han hecho pruebas de automóviles
eléctricos en Estados Unidos se han dado cuenta de varias cosas: El stress
producido por un alcance limitado, que además se ve afectado por el uso de
sistemas como el aire acondicionado o la velocidad, es muy alto y frustrante, y
la disponibilidad de redes de carga, incluso en Estados Unidos es insuficiente,
sin tomar en cuenta la pérdida de tiempo requerido para la recarga.
Hasta la fecha no conocemos a
algún colega especialista en la industria, que como auto particular tenga un
electrico enchufable. Hemos visto directores de empresas orgullosos en su
Taycan, quejándose en confianza del alcance limitado de sus autos, el alto
coste de mantenimiento y la confesión de que para uso confiable, tienen en casa
un modelo con motor de combustión interna.
Al día de hoy un auto electrico representa
un gasto muy alto La ecuación costo-beneficio no es congruente, estos modelos
presentan limitaciones absurdas, y duración limitada. En el futuro pueden ser
una opción, pero por el momento es algo que, incluso de tener el dinero, no
haríamos.
¿Es una tecnología fallida?
Diríamos que es una tecnología a la cual le falta aún mucho refinamiento y red
de soporte como para ser una opción práctica. Estamos en las etapas iniciales
de una tecnología que llevará muchos lustros en mejorarse.
La generación y desarrollo de tecnologías,
registros de patentes, etapas de pruebas, desarrollo de infra estructura, abatimiento
de costes y comercialización, es muy temprana. Los vehículos eléctricos en las
calles, tienen una tecnología muy prematura, que por la misma urgencia
ecologista, ha sido puesta al público de manera cruda.
Pasará mucho tiempo antes de que los
vehículos eléctricos puedan ofrecer el alcance
capacidades, confiabilidad y certidumbre anticontaminante que vale lo
que cuesta. Un auto hibrido o incluso uno con motor a gasolina con el debido mantenimiento
tiene menos posibilidades de hacer un daño ecológico irreversible, como el de
una batería actual de un auto.
Mientras un auto eléctrico no tenga la inmediatez de recarga al igual que llenar el tanque, el alcance, duración y costo de mantenimiento de un motor a gasolina, la disponibilidad de una red de recarga similar a la de estaciones de gasolina, el costo de repuestos bajo, la capacidad de reparación y reciclaje de baterias y la confiabilidad y facilidad de reparación de un auto con motor de combustible fósil, los eléctricos serán aún, una cara curiosidad dirigida a un nicho de clientes muy escaso.