Pocas cosas en la vida generan
tanta satisfacción como un cambio de marcha perfecto: ese clic que conecta al
conductor con el auto, como si fueran uno solo. Pero desde hace algunos años
parece que los fabricantes quieren robarnos ese placer. Los autos con
transmisión manual están desapareciendo a un ritmo alarmante, y no por falta de
entusiastas. Al contrario, este cambio se siente más como un movimiento
estratégico para dirigirnos hacia opciones automáticas más costosas, más
complejas y, por supuesto, más lucrativas en términos de reparaciones.
Hubo un tiempo en que un auto con
transmisión automática era parte de los equipamientos de tope de gama. Incluso hoy,
en los pocos autos que aún se ofrecen con ambos tipos de transmisiones, las
versiones de transmisión estándar son básicas y de menor precio. Una estratega
de posicionamiento que lleva ya décadas.