Polestar acaba de dar a conocer la Edición Especial del Polestar 1, bautizado simplemente como Special Edition.
Por si no sabes mucho de la marca sueca, hay que decirte que, era la división de alto rendimiento de Volvo. Algo así como AMG para Mercedes-Benz, hasta que, en 2017, después de adquirir el equipo de carreras de Polestar Racing, Volvo anuncio que Polestar sería una marca independiente encargada de producir vehículos híbridos y eléctricos de alto desempeño y fue hasta 2019 que presentaron su primer modelo de producción, que, evidentemente, tiene su mayor nicho comercial en Europa.
Pues bien, ese primer vehículo fue el Polestar 1 que ahora, ante su inminente sustitución, no quiere pasar inadvertido y se lanza esta edición especial.
Entre sus mayores atributos técnicos, podemos citar que el 1 tiene una carrocería de polímero reforzada con fibra de carbón, que le otorga peso reducido. Motores traseros gemelos eléctricos, que en combinación le otorgan 619 hp de potencia y la capacidad de autonomía eléctrica de 60 millas.
Esta edición especial rompe los estereotipos de sobriedad sueca para presentarse con una tinta dorada en su pintura y ruedas en negro y únicamente se construían 25 ejemplos.
Estéticamente, el Polestar 1 fue siempre un ejemplar difícil de clasificar. La sobriedad de Volvo no le permite muchas exuberancias visuales. Sus interiores son algo que esperarías en una wagon europea. Carece de la espectacularidad técnica de los hot hatchs asiáticos o de la brutalidad americana de los muscle cars. La vista del pasajero no es nada espectacular.
Claro que el equipo de Polestar se esforzó con algunos detalles por dentro y por fuera, pero da la sensación de que se quedaron cortos.
En su exterior, los diseñadores deben haber batallado para extraer fuerza de un diseño tan sobrio. Su exterior toma algunas claves de inspiración de modelos alemanes pero la rigidez de su imagen le juega en contra.
Hay geometría dinámica el las tomas de aire inferiores de la fascia delantera y las lámparas divididas en dos horizontalmente por los day-time running lamps. Pero la intención deportiva cocha de frente con la parrilla, carente de personalidad e incluso de emblema de la casa que se monta sobre el cofre.
El perfil es igual de sobrio. Definido por tres volúmenes muy esquemáticos. Solamente el perfil de la cabina denota un poco de deportividad al estilo americano. El perfil de sus ventanas laterales recuerda a lo visto en los Mustang de generaciones recientes. Al igual que la caída del poste C, suave y prolongada.
La cintura del perfil es alta. Suavizada únicamente por líneas de carácter en sus estribos.
La vista trasera es la mas aburrida. La configuración de lámparas de los sedanes de Volvo, es sobria e intenta ser, sin lograrlo, innovadora y dinámica. Pero falla al no ser envolvente.
Como referente histórico, será una pieza interesante para algún coleccionista. Como pieza de ingeniería marcará el punto de entrada de Polestar en un mercado que será altamente competido en un futuro a mediano plazo.
Como compra, y a pesar de estar presente en mas de 10 mercados, Polestar no es por mucho aun un punto de referencia que haga que dudes entre este ejemplo y cualquier opción de Audi, Mercedes-Benz o incluso BMW a pesar de sus horribles diseños.
No dudamos que los ejemplares encuentren dueño, pero estará distante de ser un modelo recordado por su apariencia.
Creditos: Polestar