El diseño automotriz, principalmente el europeo, se había caracterizado por desarrollar una imagen de marca y repetir las mismas claves visuales en la gama adaptando esas características visuales a diversas tallas.
A partir de los 70’s BMW y Porsche llevaron esta tendencia a su zenit, logrado crear líneas de producto identificables y ubicadas en la mente del consumidor.
Para finales de los 80s, muchas marcas trataron de generar su propio lenguaje de diseño, la industria norteamericana innovo en este sentido y california se volvió el epicentro donde las tendencias de la moda automotriz generaron varias vertientes de diseño. Entre mas notables, sin duda el retro. No fue necesariamente la mejor, ni la más práctica. Tampoco dio los mejores resultados, pero sin duda llamo poderosamente la atención.
Después de vivir perdidos en una era en la que los autos eran aburridos, con interiores en plásticos grises y beige, con imagen genérica, malos terminados, molduras de cromo y un largo etcétera, la audiencia a los auto shows se vio sacudida por conceptos como el Dodge Viper, el Plymouth Prowler, El Ford Thunderbird, El Mini, El Chevrolet SSR y el HHR, el Ford Ka, el VW Beetle Concept 1 y una serie de conceptos que rompían con el almidonado concepto de los compactos desesperados por parecerse mucho a sus hermanos de talla grande.
Muchos de estos autos no fueron por mucho lo que prometían y la tendencia retro se apago lenta y silenciosamente al punto que hoy es recordada solo como una moda pasajera.
Pero lo que la industria nunca ha aceptado, al menos abiertamente, es que de esa moda retro desprendieron varios aspectos positivos que evolucionaron en el gusto del público.
Las marcas se dieron cuenta que el público no quería más autos aburridos. No mas sedanes con aspecto genérico, o que te dejan la sensación de que ese auto, tu auto, es tan genérico, aburrido y barato como cualquier auto de agencia de renta de coches.
También descubrieron que, contrario a los Baby Boomers, que buscaban demostrar su madurez y posición social y poderío económico a través del auto que manejaban, los Milennials y Generación Z, perciben al automóvil, mas como un complemento de sus actividades y estilo de vida en lugar de un símbolo de estatus.
Esta tendencia creo varias vertientes que han provocado varios efectos colaterales. Probablemente la mas importante es la de la desaparición de los sedanes. El sedán, ostentoso, y cómodo, reflejo de los aspectos aspiracionales del padre y el abuelo se volvió obsoleto, aburrido, poco practico y sin sentido para el cliente joven.
La segunda y pocas veces comentada es el auto juguete. Autos, generalmente subcompactos, compactos y algunos crossovers de colores llamativos botones grandes, elementos luminosos, y conectividad. Parecen diseñados por algún extrabajador de Fischer-Price en lugar de por un aburrido ingeniero japones o alemán.
No pretenden ser autos grandes, o mas caros. Su atractivo no radica en sus prestaciones mecánicas, sino en sus colores vivos e inesperados, tapicerías multicolores, e iluminación interior que trae a los clientes jóvenes como moscos frente a una lampara. Algunos de ellos son tan carentes en prestaciones mecánicas que disfrazan sus escazas capacidad como elementos lúdicos. Otros simplemente transforman elementos de diseño clave en factores lúdicos que refuerzan su apariencia, origen y posicionamiento de mercado.
Por otra parte, están los autos libertad. Plataformas de sedan, con unas llantas más altas, suspensiones menos refinadas, y limitaciones dinámicas evidentes. Estos vehículos, conocidos como SUVs que al principio pretendían simbolizar la libertad del hombre de llegar a terrenos abiertos y fuera de los caminos, se han convertido en la representación de la libertad (económica y de espacio) de las madres occidentales.
Los SUV´s representan la extensión del hogar para la mujer moderna. Puede llevar a sus hijos, las compras del supermercado y comúnmente una muy buena parte de su guardarropa en estos vehículos.
¿4x2 o 4x4? A la orgullosa propietaria de un SUV del año, ya sea subcompacto o de tamaño completo, no le interesa el tipo de tracción, el caballaje o torque. Esa distinguida dama solo le interesa que su “truck” sea mas grande que la de sus compañeras de gimnasio, oficina o comité de madres del colegio. La exclusividad es también un factor relevante. Mientras menos común sea la marca, más deseada será por la dama. No importa el origen de la marca ni la confiabilidad, de manera que una marca común, digamos Ford, Chevrolet o Dodge, quedan detrás de los mas recientes arribos al mercado. Digamos Hyundai, Kia o Peugeot.
Además, SUV’s demuestran que para las damas el tamaño no solo es importante. Es primordial.
Pero ¿Son estos son mejores o peores productos?
Podríamos decir que son productos que no han evolucionado ni evolucionaran mucho mecánicamente en el futuro debido al eminente cambio a plantas de poder eléctricas. Estéticamente, son simplemente algunas modificaciones estéticas ligeras que responden a las preferencias de los clientes en otros campos de la moda y tecnología y que justifican que se tenga que pagar más, en algunos casos, mucho mas por una plataforma vieja y limitada, con motores poco eficientes pero que responden a lo que el cliente considera como moda o valor estético y de status al alta.
Atrapados como estamos entre el fin de los motores de combustible fósil, y las plantas motrices de tecnologías alternas, aun muy poco desarrolladas y caras, estos autos juguetes y SUV’s, son la única opción viable para el cliente de a pie.