Durante la
década de los 70 del siglo XX, BMW popularizó la tendencia de diseño “Coca-Cola”, el cual
consistía en poner el mismo producto en diferentes envases. En el caso de los
autos se trataba de poner las mismas claves de diseño reconocibles en todo el
portafolio de productos para que fueran identificables a golpe de vista.
Esta tendencia se globalizó y probó su éxito hasta bien entrada la segunda década del siglo XXI, donde prácticamente todas las marcas tenían un lenguaje de diseño propio e inconfundible.