En el mundo automotriz, la imagen
de marca no es solo un logotipo ni un eslogan pegajoso; es una promesa de
identidad, calidad, y un estilo de vida único.
Es una imagen construida, muy
probablemente desde la infancia, en la mente del consumidor. La impresión del automóvil
de padre o del tío, los comentarios de la familia. Incluso el sentido de
pertenencia porque la familia siempre compró tal o cual marca.
Los fabricantes han gastado
millones en publicidad (talvez más que en desarrollos) y han trabajado durante
décadas para construir una percepción en la mente del consumidor que va mucho
más allá de los caballos de fuerza o las prestaciones técnicas de sus modelos.
Esta imagen de marca, tan bien definida, permite una conexión real y duradera entre
la marca y el conductor.