La primera versión de la generación de este Jetta tuvo una estética desagradable, tan desagradable que incluso se podía llegar a confundir con un Virtus.
La imagen corporativa de la
marca, muy bien adoptada en el MkVI, se perdió en Jetta. Se adoptaron líneas rectas,
cortes angulosos, costillas, y volúmenes y un frente con una parrilla muy
grande y desagradable.
VW no entendió que había una gran oportunidad en el segmento de los sedanes compactos, abandonado por las marcas americanas, y había entregado una de las versiones mas feas del Jetta en sus principales mercados: El de países norteamericanos.