Y es que llevamos décadas escuchando que los modelos de Cadillac están listos para competir con los sedanes europeos. Con los alemanes, precisamente, y el Cadillac CT4-V Blackwing no es la excepción. De hecho, este modelo en particular debería ser el terror de AMG y de M de BMW… ¡Debería!
Aerodinámicamente tiene una serie de agregados al modelo regular que mejoran sustancialmente el desempeño dinámico del vehículo.
Tiene unos alerones en la parte inferior delantera que crean una zona de baja presión que succiona al vehículo hacia el piso y dirige el aire hacia componentes que requieren de enfriamiento, además de que alejan el flujo de aire de la parte inferior del auto.
Las tomas laterales de aire situadas en la fascia delantera, bajo las lámparas, desvían el aire de la parte inferior del auto ayudando a crear downforce y balance.
El enorme spoiler trasero en fibra de carbón (¿Sera por eso que esta línea se llama Blackwing?) incrementa la estabilidad e incluye un flap funcional de 3 mm que genera aún más agarre.
Incluso el patrón de la parrilla frontal con forma de pequeñas V’s optimiza el flujo de aire al interior del compartimento del motor.
Tiene ductos de enfriamiento de frenos impresos en 3D y además tiene cubiertas de los brazos de suspensión traseros que ayudan a evitar turbulencias en las ruedas traseras.
Lo anterior le permite a este auto alcanzar velocidades de hasta 189 mph.
El problema de este Cadillac, los cuales, por cierto, son una especie en extinción en todo el mundo, excepto en Las Vegas, es la imagen. Parece que sus diseñadores fueron extraídos de la NASCAR, con todo lo que eso implica.
Es como si quisieras asistir a una Gala con smoking y un casco de piloto de carreras y zapatos tenis para conducir.
Parece que este Cadillac no conjuga con el adjetivo de elegancia.
Los elementos visuales están insertados en el auto sin ninguna coordinación ni buen gusto. No dudamos que el desempeño del auto sea sobresaliente, pero en realidad, los pocos clientes de Cadillac que quedan en el mercado, compran un concepto de lujo y tecnología. Muy pocos de ellos aspiran a meter sus automóviles en una pista el fin de semana o a competir en una luz roja contra un Honda Civic.
Nos queda la sensación de que el CT4-V Blackwing es un Camaro con una carrocería de 4 puertas. Y eso no es, ni ha sido, ni será una buena idea. Pero entremos en detalles:
El frontal del auto es aceptable. Incluso los day-time running lights que caen como cascada, desde muy alto en los salpicaderos y hasta casi el spoiler frontal son acordes a la imagen del auto.
El perfil dominado por las enormes ruedas de aleación es muy bueno, pero el color negro de los mismos, ensucia la imagen. Las rejillas de ventilación detrás del arco de las ruedas delanteras pueden ser funcionales, pero, nuevamente, lucen exageradas y se esfuerzan demasiado en estar insertadas allí. Parten en dos la parte inferior del salpicadero.
El volumen del costado sobre el arco de las ruedas traseras es casi imperceptible desde ciertos ángulos. Y eso se agradece en un auto tan cargado visualmente.
La parte trasera es confusión visual total. El spoiler trasero agregado y en color diferente a la carrocería, luce aftermarket, exagerado y de mal gusto. ¿Realmente alguien que conduzca un Cadillac requiere del downforce que esta pieza genera?
La tapa del baúl trasero es lo peor que se ha visto en Cadillac, (y en el resto de las marcas) en muchos años. Las lámparas traseras, si, son verticales como en los Cadillac más icónicos, pero estas son horrendas. El resaque horizontal superior, no tiene la más mínima justificación. Esta allí solo para ensuciar el diseño de las luces traseras.
La forma de la tapa de baúl trasero es absurdamente confusa. Ya hay en la lamina un spoiler, ¿Para que insertar el horrendo spoiler agregado? El porta placas es enorme, con la esperanza de que algún modelo se venda en Europa y albergue las enormes licencias. Pero para América no tiene caso.
Además, visualmente luce extraño que el auto no tenga una barra trasera de choque.
El difusor trasero, tal vez se vería bien en un Toyota o un Nissan GT-R. Pero en el Cadillac se ve un poco absurdo al igual que los dos pares de escapes cuadrangulares.
El interior se esforzó demasiado en copiar la disposición de controles centrales de BMW, aunque la cantidad de botones y controles al alcance del chofer lo mantendrá muy feliz.
Con excepción de los asientos, el interior, especialmente el tablero es lo único bueno del diseño de este modelo.
Cadillac está cerca de electrificar todo su portafolio y los sedanes los sostiene solo por tratar de hacer sombra a Mercedes o BMW… incluso a Alfa-Romeo. Pero pareciera que la brújula está perdida en las oficinas de diseño de Cadillac en el edificio de GM en Detroit. El buen gusto debería estar por encima de cantidades industriales de alerones o fibra de carbón hasta en el espejo retrovisor.
No conocemos mucha gente que quiera comprar un Cadillac para jugar carreras. De hecho, no conocemos mucha gente que quiera un Cadillac para nada. Pero si hay alguien capaz de erogar la absurda cantidad que el fabricante pide por este auto, adelante.
Créditos:
Imágenes GM.