Cuando voy a un restaurante de especialidad,
me gusta que la comida que se sirve, sea fiel a su origen. Me gusta que, ya sea
que se trate de comida italiana, hindú, libanesa, japonesa etc., esta se vea,
luzca y sepa a la comida que honra. Sin adaptaciones u omisiones. Lo mismo
espero de la industria automotriz, es decir, que independientemente de donde se
construya un automóvil, este responda a la tradición de su origen; Potencia
americana, sensualidad italiana, exactitud alemana, confiabilidad japonesa, singularidad
francesa etc.
Después de haber sido un derivado
del Celica en los inicios del modelo
el Supra fue ganándose una merecida
posición en el gusto de los entusiastas. Pero en la década de los 90’s, el Supra A80 tomo a todos por sorpresa y
se convirtió en un clásico moderno.
La noble mecánica del A80 impulso la cultura del tunning,
mientras su estilo interior, si bien fue otro ejemplo de la decadencia
ergonómica de los 90, intentaba dar un aire de enfoque al conductor. En lo
personal me parece este el rasgo más auténtico y meritorio del diseño del Supra.