El
principal enfoque de los temas a los que generalmente compartimos en AutosMk, tiene que ver evidentemente con la estética de los
autos.
Y
basados en lo anterior, el único adjetivo que medianamente define al Google Car
es: ¡Horrible!
Aunque
siendo sincero, su estética es la menor de mis preocupaciones respecto a este
absurdo tecnológico.
Cuando
leí por primera vez la novela de George Orwell, por recomendación de mi padre, era apenas un niño y la visión del futuro plasmado en la novela 1984, en la que todos seriamos completamente
vigilados y controlados era simplemente inconcebible.
Desde
hace tiempo, sin embargo, la ausencia de privacidad en medios y plataformas
tecnológicas, comienza a provocar una angustia claustrofóbica.
Siempre
he sostenido que uno de los grandes placeres de la conducción es la sensación
de libertad que provoca poder ir a donde tú quieras, cuando tú quieras.
Desafortunadamente
estamos en una etapa en la que la humanidad está enferma de control. Hay un
espíritu de auditor/inquisidor en las altas esferas del poder que desean
mantener el control de muchas de las actividades humanas que hasta el día de
hoy no han sido controladas.
El
Google Car y su propuesta de vehículo de conducción autónoma es simplemente un
absurdo proyecto que más que promover el placer del automovilismo, plantean un bastión
más de control.
Si bien el control representa beneficios, ¿Qué pasara que día que tu auto no arranque porque te las eres homónimo de algún criminal y serás inmovilizado por todos los medios mientras se aclara la situación?; ¿Qué pasara el día que tu auto ligue todas tus comunicaciones telefónicas, de red, y de trabajo para propósitos de control y alguien en el gobierno sepa a quien llamas, que sitios visitas y a donde manejas diariamente?
Yo
ya desconfió mucho del seguimiento exhaustivo que Google hace de mis
comunicaciones, hábitos de navegación y datos personales en mi laptop y celular
como para permitirle que decida cómo y a donde puedo o no puedo ir en un automóvil.
Parece
que el buen George Orwell y su caótica visión del futuro, no estaba tan errada.
¿O
será que enfrentamos el principio del fin del automovilismo como hasta hoy lo
conocemos?
Créditos:
Imágenes:
Google Media.