La industria automotriz es un
terreno implacable, sin pausas ni segundas oportunidades. Aquí, cada error
cuesta caro, y las debilidades son expuestas sin piedad. En este juego
despiadado, Nissan parece haber perdido el rumbo, atrapada en una espiral
descendente desde el escándalo del Ghosn-Gate.
Las señales siempre estuvieron
ahí: fallos mecánicos recurrentes, actualizaciones de modelos que parecían más
maquillajes superficiales que verdaderas renovaciones —como ocurrió con el
último Z— y promesas que siguen sin cumplirse, como el eterno retraso del nuevo
GT-R.
Radiografía financiera: Un reflejo de la caída
El 13 de febrero de 2025, Nissan
presentó sus resultados del tercer trimestre fiscal 2024, y las cifras hablan
por sí solas:
Ingresos consolidados: 9.1432
billones de yenes
Beneficio operativo: 64.0 mil
millones de yenes
Margen operativo: 0.7%
Ingreso neto: 5.1 mil millones de
yenes
Comparado con el mismo período en
2023, donde el beneficio operativo era de 478.4 mil millones de yenes con un
margen del 5.2%, la caída es estrepitosa. La rentabilidad, que alguna vez fue
un pilar sólido, ahora parece desvanecerse.
Causas de la caída: Un cóctel explosivo
¿Qué está pasando con Nissan? La
realidad es que la compañía está atrapada en un mezcla complicada de problemas:
Desplome en las ventas: La
demanda por sus productos ha disminuido considerablemente.
Aumento de incentivos de ventas:
Descuentos agresivos han afectado los márgenes de ganancia.
Inflación global: Los costos
operativos se han disparado, erosionando la rentabilidad.
Incluso el análisis aislado del
último trimestre muestra signos preocupantes. A pesar de un leve aumento en los
ingresos consolidados a 3.159 billones de yenes, el beneficio operativo se
desplomó a 31.1 mil millones de yenes, con una rentabilidad marginal del 1.0%.
Peor aún, la empresa reportó una pérdida neta de 14.1 mil millones de yenes en
ese periodo.
El futuro se ensombrece
Con este panorama desalentador,
Nissan ha ajustado sus proyecciones para el cierre del año fiscal 2024:
Ingresos estimados: 12.5 billones
de yenes (200 mil millones menos de lo previsto)
Beneficio operativo: 120 mil
millones de yenes (30 mil millones menos)
Pérdida neta esperada: 80 mil
millones de yenes
Este ajuste refleja la suma de
menores ventas y mayores incentivos, amortiguados solo parcialmente por un
entorno cambiario más favorable.
Estrategias necesarias para revertir el rumbo
Para salir del bache, Nissan
debería considerar:
Rediseñar su portafolio: Apostar
por vehículos eléctricos más competitivos y asequibles.
Optimizar costos operativos:
Revaluar alianzas estratégicas, afinar la cadena de suministro y recortar
gastos innecesarios.
Reforzar su posición en China: Renegociar
términos con Dongfeng o buscar socios que impulsen su rentabilidad.
Invertir en innovación: Acelerar
el desarrollo de tecnologías disruptivas como la conducción autónoma y la
movilidad inteligente.
¿Tropiezo temporal o crisis estructural?
Lo que enfrenta Nissan va más
allá de simples altibajos financieros; parece ser una crisis estructural. La
compañía está en una encrucijada donde cada decisión podría ser determinante
para su futuro.
Algunos gigantes de la industria
ya han recorrido este camino. De Chrysler solo nos quedó el nombre, ha sido vendida
una y otra vez y Stellantis la mantiene solo como un recuerdo. General Motors
necesitó el rescate del gobierno estadounidense para reinventarse, mientras que
Ford optó por la reducción de su portafolio y la rentabilidad como bandera de
supervivencia.
Nissan debe elegir su estrategia
con rapidez y determinación. Si las decisiones drásticas no se están tomando ya
en algún despacho de Yokohama, puede que el futuro de la marca esté en serio
peligro.
Créditos:
Fuente: Resultados financieros de
Nissan ®, tercer trimestre del año fiscal 2024.
Imágenes: Nissan ®
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