Todos estamos de acuerdo que la mecánica alemana es tan eficiente y exacta que es capaz de brindar niveles superiores en cada segmento de mercado y para cada bolsillo.
Esta capacidad ha dado origen a
que las marcas alemanas sean reconocidas y valoradas por encima de otras. Y las
marcas alemanas lo saben. Slogans como –Best
or Nothing, The Ultimate Driving
Machine o There is no Substitute-
hablan del orgullo de las marcas y de la conciencia de la superioridad de sus
productos.
¿Pero qué hay de la imagen?
El diseño alemán ha sido siempre controvertido. Sobrio, gótico,
algunas veces austero e incluso oscuro, la filosofía estética alemana ha puesto
siempre la funcionalidad por encima de la forma. Pero en un mundo globalizado,
donde hay que satisfacer los más variados gustos con el mismo producto, las
marcas alemanas han tomado caminos diferentes para determinar la forma en la
que envuelven sus maquinarias de transporte.
Estas filosofías hoy solo tienen
en común la exactitud y calidad de sus ensamblados, pero la forma y visión detrás de sus diseños son completamente diferentes. Analicemos 4 ejemplos.
Porsche: Cohesión.
El 901 marco la genética Porsche hasta el día de hoy.
Y podríamos pensar que lo que ha hecho Porsche con su portafolio de productos, todos con algún rasgo residual del 901 en sus carrocerías, es muy sencillo.
¡Todo lo contrario! Actualizar todo un portafolio de productos constantemente
en base a un modelo presentado hace más de 55 años es un reto. Y Porsche lo ha hecho magistralmente.
La cohesión seria la manera más
acertada de definir la filosofía de
diseño Porsche. No solo todo su gama de autos es identificable como producto
de la marca gracias a la adaptación de claves visuales en todos los vehículos
de su portafolio. La cohesión también aplicaría para definir la armonía de
todos los elementos visuales de sus vehículos.
La silueta Porsche es suave y resulta tan familiar por su permanencia visual, que es la principal característica de la marca.
Mercedes-Benz: Limpia elegancia evolutiva.
A finales del siglo XX, las
marcas japonesas crearon su marca de lujo. Esas marcas de lujo eran sus propios
autos “disfrazados” de Mercedes-Benz.
La marca alemana resintió
duramente este ataque mercadológico. Los japoneses estaban demostrando que sus
autos podían igualar a los de Mercedes y lucir muy parecidos.
Mercedes había sido una marca
conservadora en cuanto a diseño. Como marca de lujo, se percibía a sí misma
como Rolls-Royce. Una marca que
basaba su reconocimiento en una imagen inamovible que era parte del prestigio y
valor agregado.
Hasta que Mercedes debe haber visto que estas marcas con diseños poco evolutivos como Bentley, Rolls-Royce o Jaguar, Aston-Martin y Land-Rover fueron adquiridas por empresas de otras latitudes, y esto les llevo a tomar una decisión arriesgada: Sus productos deberían retomar la vanguardia de diseño.
Su gama de productos debía ser tan
variada y diferente que los japoneses y chinos no les pudieran copiar, pero al
mismo tiempo, sus autos debían ser inconfundiblemente Mercedes-Benz.
Mercedes creo un lenguaje de
diseño y un portafolio tan amplio que solo los fans de la marca pueden
identificar el modelo de un Mercedes a golpe de vista. Pero su lenguaje de
diseño esta tan claro, que sus productos son inconfundiblemente Mercedes.
El lenguaje visual actual de la
gama Mercedes mantiene su elegancia en base a claves clásicas de diseño tomando
como eje la configuración de su parrilla frontal. Los perfiles se han limpiado
de cualquier exceso visual irrelevante dejando como protagonista el perfil
total. El cromo se ha reducido a su mínima expresión, siendo utilizado mayormente
en sus versiones superiores.
Los detalles dinámicos son
expresados a través de sus ruedas y fascias delanteras. La parte trasera es
donde Mercedes se permite mayor libertad estética. Con una configuración tradicional
de posiciones de elementos, donde Mercedes juega con novedosas configuraciones de lámparas
traseras en cada modelo.
Audi: Reinvención.
A finales de la década de los 80,
Audi producía Volkwagen´s de talla grande.
La similitud entre los productos de ambas marcas era tan evidente que si intercambiabas los emblemas entre un Audi y un Volkswagen, la mayoría de personas no lo notaria.
Audi parecía entonces, en muchos
mercados, más que una marca de lujo o de nivel superior, algo así como lo que
es hoy Skoda o Seat; Una marca regional que vende VW’s bajo el emblema de otra marca. Y de hecho
lo era y en algunas plataformas compartidas lo sigue siendo.
Pero a partir del siglo XXI, Grupo Audi-Volkswagen decidió
posicionar a Audi como una marca
Premium… ¡y Lo han logrado!
Audi se reinvento como un ave fénix, creando una identidad propia
separada de la de su hermano que produce autos para el pueblo. Aunque utiliza las
mismas plataformas básicas que VW,
la imagen de Audi posee una
identidad propia reforzada por algunos productos de halo como el TT y el R8, que aun cuando comparten arquitectura con otros modelos de VAG,
poseen una identidad definida.
La imagen de Audi es definida por sus frentes. Las enormes parrillas angulares
crearon tendencia y han sido imitadas por muchas marcas. Si Lexus e Infiniti
imitaron alguna vez las lámparas de Mercedes, hoy imitan de manera grotesca las
parrilla de Audi.
Pero más que su imagen, el principal atractivo de los Audi esta cimentado sobre su desempeño dinámico. No es una marca de lujo de rancio abolengo. Su prestigio fue creado para las nuevas generaciones que no solo buscan comodidad, sino también un desempeño dinámico sobresaliente.
En cuanto a su imagen, debemos decir que es tan amplia que solo tiene como lazo genético sus parrillas frontales y lámparas traseras. Eso no es malo, pero ilustra a la perfección que sus plataformas vienen de lugares tan variados como VW o Lamborghini.
El
verdadero mérito de la mercadotecnia, es haber conglomerado un portafolio tan
variado bajo la sombra de los 4 aros.
BMW: Confusión.
BMW fue en la década de los 80 del siglo pasado, lo que es Audi hoy día; La marca de lujo del público
joven. Con un desempeño dinámico excelente, imagen audaz y disruptiva, BMW conquisto el corazón de los Baby
Boomers y de la Generación X.
Fue esta época cuando BMW tomo por asalto a la industria automotriz. Realmente los BMW, sobretodo la Serie 3 de esa época eran lo suficientemente ditinguidos como para llegar
a cualquier gala y ser considerado visitante VIP por tu auto y lo suficientemente poderosos para poder correr en una pista.
La reinvención de la imagen de BMW refleja una confusión estética tremenda.
La nueva parrilla de bigote “Hitleriana” es ridícula. Si claro, es un BMW, y puede que siga siendo la “Ultimate Driving Machine” pero luce mal
y absurda.
La imagen general de los nuevos BMW está saturada de líneas de
carácter, costillas volúmenes y cortes irrelevantes. El exceso estético es
abrumador. La sobrecarga de detalles visuales opaca los pocos aciertos
esteticos.
En su intento por reinventarse, BMW perdió de vista las claves de diseño básicas que caracterizaron sus modelos del pasado. El clásico poste C de sus modelos icónicos ha sido adaptado de tantas manera que perdió su esencia.
La sobriedad de sus tres volúmenes
básicos se ha perdido bajo un una carga estética que provoca confusión visual.
No existe congruencia de líneas. Hay
una saturación de volúmenes, líneas rectas, cortes suaves, líneas horizontales,
verticales, en ángulo y elípticas que pueden provocar dolor de cabeza. Muchos de ellos no son siquiera funcionales.
A pesar de lo que diga la propia BMW, parece que la marca bávara está
empeñada en demostrar todo lo que NO se debe hacer en el diseño automotriz.
Lo único que esta nueva filosofía
recuerda es las etapas tempranas del concepto Art&Science de Cadillac.
Y esperamos por el bien de la industria que los torpes diseños actuales de BMW
se redefinan en el corto plazo.
No cabe duda que incluso en la cima, hay diferencias. Hoy por hoy, Mercedes demuestra su liderazgo en las pistas, en la tecnología, en la reinvención de su imagen y en la alianza para producir modelos y hacerlos llegar a mercados en los que Mercedes-Benz era solo un privilegio de millonarios.
Porsche y Audi reflejan cada uno en su especialidad el poderío económico e
industrial que les respalda.
Pero incluso a pesar de la
terrible imagen de los modelos de BMW,
hay que reconocer que las marcas alemanas se cuecen aparte.
Créditos:
Imágenes: Audi, BMW, Daimler,
Porsche