¡Y sorpresa!; Desastres naturales, cambios en el orden geopolítico global y un insignificante virus han afectado no solo al 2020 como lapso temporal, sino también a las economías, industrias, comercios y de paso ha transformado dramáticamente nuestras rutinas, para hacer que nos pareciera que algo que considerábamos tan rutinario, como asistir a una función de cine o a un estadio de futbol, se volviera tan extraño, lejano y nostálgico como nunca lo imaginamos.
Pero el 2019 era un año
diferente, un año en el que el dinero se movía de economía en economía como
nunca antes. Los capitales brotaban en forma de criptomonedas y hacían que los
emprendimientos florecerían.
Esta generación acelerada de riqueza dio inicio, en la industria automotriz al nacimiento de proyectos para explotar el mercado de los super autos como nunca antes.
No solo los gigantes de la
industria como Grupo Audi-Volkswagen se dieron a la tarea de exprimir el
interés de clientes potenciales por vehículos de prestaciones que nunca habríamos
imaginado. Lamborghini, Bugatti e incluso Audi nos presentaron modelos de
altísimo desempeño. Ford lanzo un GT más avanzado que nunca. GM dio a luz a un
proyecto con el que coqueteo durante décadas: El Corvette de motor central.
Ferrari continúa ampliando su gama de Modelos e incluso Maserati recién presento
el MC20.
Porsche por ejemplo, sigue de
manera discreta pero aplastante expandiendo su portafolio y llegando a
segmentos en los que nunca nos hubiéramos imaginado ver a un ejemplar con el
emblema de la casa de Stuttgart.
Lotus por su parte prepara el
brutal y minúsculo Evija, McLaren sigue incursionando con nuevos modelos más
rápido de lo que el aficionado puede asimilar, incluso Gordon Murray ya
presento el que sería el sucesor espiritual del McLaren F1. Y Pagani y Koenisegg
siguen allí, en este nicho de mercado a la espera de un millonario que quiera
completar su colección.
Pero la competencia en este segmento
se está incrementando; Recientemente SSC, la marca establecida en Estados Unidos
rompió los records de velocidad con el Tuatara, y De Tomaso con su extravagante P72, que
pretende mantener el legado de la marca del ex piloto argentino vivo, se prepara
para mudarse a Estados Unidos en busca de mayores mercados.
Bueno, hay casos de marcas como WMotors, nacida en el medio oriente, donde nunca nadie se imaginó que se podría crear aun marca que desarrollara algo como el Lykan Hypersport o el Fenyr Supersport.
¿Pero realmente hay demanda para
tantos modelos superdotados?
Es evidente que los inversionistas
y directores de marcas así lo creen.
¡Y más vale que esté en lo cierto! Porque no nos cansamos de reseñar prototipos que prometen ser más veloces, eficientes y brutales que cualquier otro, con precios tan atroces como los números de su desempeño, y que nunca se concretan por que se carece del respaldo financiero que un gigante como Grupo Audi-Volkswagen, Daimler, Toyota, GM o Ford pueden proveer. Además que para estos productos como todo artículo de lujo el prestigio de la marca es importantísimo.
Es evidente que no es lo mismo decir
que se posee un Ferrari LaFerrari que un SSC Tatuara, sin importar cual vaya más
rápido, o cual tenga la planta de poder más avanzada tecnológicamente.
Queda claro también que solo un
pequeñísimo número de individuos puede siquiera analizar seriamente adquirir un
vehículo de más de 6 cifras en dólares. También es evidente que este mercado es
muy reducido.
¿A qué se apela entonces?
A la
exclusividad. Estos millonarios buscan muchas veces aliviar su estrés con
compras. Y mientras un ser humano normal es tentado tal vez por un dispositivo
de Alexa en Amazon o por la moda de temporada en Zara. Los verdaderos
millonarios, esa elite mundial cuya preocupación no es el dinero, que son
dueños de pequeños reinos y que sus ingresos van más allá que cualquier sueño
económico húmedo, no se andan por las ramas y son consentidos de maneras
inimaginables por los fabricantes con tal de seducirlos.
Otro factor importante es que
estas personas no compran un auto con la mentalidad que la hace cualquier
ciudadano de a pie, que adquiere un vehículo como una herramienta o medio de
transporte. Ellos son aficionados insaciables, coleccionistas o extrovertidos
que no buscan un medio de transporte práctico.
De hecho muchos de estos autos
probablemente nunca rueden por las calles, permanecerán inmaculados, escondidos
en un enorme garaje, siendo obsesivamente mantenidos en buen estado, presumidos
como obras de arte o demostraciones del poderío económico de sus orgullosos
propietarios.
Para estos millonarios de
abolengo, jeques árabes, ministros, empresarios, políticos, estrellas del
deporte o los espectáculos, el auto esperara, en el peor de los casos guardado
como una inversión, sin ser manejado para que sea subastado en el momento justo,
a un precio absurdo y con el plus de haber sido el auto de ellos.
Ya no existen los tiempos en los
que Elvis se montaba en su Pantera y descargaba su pistola sobre el, furioso porque el
deportivo en cuestión no había arrancado.
El mundo cambio y estos autos,
que son el sueño de muchos, no son ni por error de uso cotidiano. Pero mientras
exista alguien con cantidades bestiales de fondos en sus cuentas bancarias, con
tarjetas de crédito negras, con palacios y pequeños países a su servicio, los híper-deportivos
seguirán existiendo para adornar la pantalla del ordenador de los mortales y
porque como todo producto de lujo es aspiracional, muestra al mundo tu éxito,
es una declaración.
Como ha sucedido desde siempre,
muchas de estas compañías no subsistirán. Muchos proyectos se cancelaran, pero después
de una selección natural, la sobreoferta volverá a poner los pies de los
emprendedores sobre la tierra.
Créditos:
Lamborghini, Ford, Chevrolet, McLaren, SSC, DeTomaso, Ferrari, Lotus