Los fans de Mustang están experimentando la misma sensación de extrañeza que los fans del 911 experimentaron cuando Porsche lanzo la Cayenne. Y es que el posicionamiento de una marca tan exitosa y duradera como Mustang es tan fuerte, que el juicio más severo es dado por los mismos fans del nameplate.
Pero… ¿Es algo con más de dos puertas, sin un V8, con asientos traseros prácticos e interiores de “mamá-móvil” digno de portar un emblema de Mustang? Intentemos responder al menos, desde el punto de vista estético del nuevo vehículo de Ford.
El frente debe de haber sido el
teorema más difícil de resolver para el equipo de diseño del Mach-E. Al igual
que Porsche con la Cayenne, el Mach-E debería de ser inconfundiblemente Mustang
sin ser una caricatura de sí mismo. Y se apartaron de la idea de hacer una
copia al carbón en talla XXL del frente del Mustang y el resultado es agradable.
El frente es dominado por una simulación de parrilla que conserva las líneas de
contorno del Mustang pero mucho más suaves y que enmarcan al inconfundible
potro de Ford en su versión más actualizada. En la parte inferior de esta
parrilla, también se emula el inlet frontal inferior en la misma disposición trapezoidal.
Hasta aquí las verdaderas remembranzas visuales del frente.
Una mirada detenida es suficiente para determinar que todos los elementos del frente tienen una imagen propia. Los inlets ubicados en los laterales frontales de la fascia rememoran los inlets de enfriamiento del coupe, pero en este modelo solo son un elemento aerodinámico. Las lámparas frontales son completamente distintas y visualmente no contienen ningún elemento del Mustang coupe.
En el perfil es donde
encontraremos más claves de diseño que lo conectan al Mustang. Dominado por los
enormes arcos de las ruedas que portarán rines de aleación que varían de acuerdo
al nivel de equipamiento, le otorgan una imagen deportiva y hacen que su altura parezca ser menor de lo que realmente es.
El perfil se afina y da la impresión de ser más esbelto por el esquema bicolor del spoiler delantero que corre a lo largo de los estribos rematando en el difusor trasero.
Desde este punto de vista, la extensión de los salpicaderos coronado por el cofre es largo y horizontal (para un SUV) y que cae suavemente al frente, es un rasgo extraído del coupe.
La línea base de las ventanillas laterales, también emulan al coupe al ser completamente horizontales con una ligera elevación en los costados de la parte trasera.
La parte superior del habitáculo es la más arriesgada y… Mustang de las claves de diseño del SUV. Con el punto más alto por encima de las plazas delanteras, como en un deportivo, la línea del cielo va descendiendo, suave pero ininterrumpidamente hasta el remate del portón trasero. Rememorando la suave caída del fastback.
El volumen muscular del costado que nace desde la mitad de la puerta trasera hasta rematar en las lámparas es también un rasgo que está allí por términos de imagen más que de uso práctico, pero es también genética Mustang y da al SUV la imagen de fuerza que requiere todo Mustang.
La parte trasera es por necesidad
la que hace más sacrificios en el terreno de la practicidad de un utilitario-deportivo en nombre
de la identidad. La caída del cristal trasero en ángulo agudo, requerimiento
del perfil para unirlo visualmente al fastback remata en un discreto y suave
relieve que es un efecto residual del tradicional spoiler trasero del Mustang.
Las lámparas traseras de tres elementos parecen ser extraídas directamente del Mustang coupe pero solo les une la disposición. El resaque de cuña y los tres elementos son muy parecidos pero el relieve horizontal nos lleva al emblema central y confirma que se trata de un diseño completamente diferente.
El volumen en el portón trasero por
encima del porta placas es una solución estética para permitir el tradicional
plano re sacado que une las calaveras traseras en el coupe. La disposición de la
luz de freno inferior en el medio del difusor trasero es también un guiño a la
luz que porta el Mustang de modelos recientes.
Al interior, la historia es completamente diferente. Dominada por la gigantesca tablet montada en el centro del tablero, los interiores del Mach-E están más cerca de un Tesla que de un Mustang. El fino relieve que hace un guiño a la tradicional disposición del tablero del Mustang coupe de dos nichos no es suficiente, incluso la pantalla de instrumentos luce muy estilizada para ser Mustang.
El amante hardcore del Mustang, seguirá argumentando con razón que no es un Mustang, al igual que el fan del 911 no se siente atraído por la Cayenne, pero como estrategia de posicionamiento de mercado, da al vehículo un pedigrí que no podría haberse logrado con ningún otro nameplate del ovalo azul.
El Mach-E traerá clientes nuevos a las salas de exhibición de Ford que de otra manera podrían haberse decantado por otras marcas y es un paso interesante para explorar las opciones de Mustang como marca independiente del ovalo azul.
¡No es un Mustang!... como lo conocemos, pero es un guiño al futuro de lo que la marca prepara para el establo.
Créditos:
Imágenes: Ford Motor Company.