¿Cuántas veces hemos escuchado adjetivos como exclusivo, muscle, deportivo, exótico o super-auto para referirnos a un automóvil?
Y a los amantes de los autos nos queda claro cual es la diferencia entre uno y otro de estos términos. ¿Pero que hay de los hyper-cars?
La verdad es que seria complicado de definir aun, pero esos autos son los que van más allá de los parámetros acostumbrados en cuanto a desempeño en la industria automotriz. Algo asi como el equivalente en el mundo real de los modelos Visión del Gran Turismo.
Pero un buen ejemplo seria sin duda en Czinger 21C. ¿Por qué?
Empecemos, es exclusivo, sin duda. Su producción estará limitada únicamente a 80 ejemplos. En cuanto al musculo, este le sobra. Con 1,250 hp, producidos por un V8 biturbo y un motor eléctrico detrás de cada una de sus ruedas delanteras, la potencia del Czinger esta fuera de toda duda.
¿Deportivo? Sinceramente rompe los parámetros de este adjetivo. Va más allá de este concepto por tecnología y poder.
Su configuración, poder, producción limitada, materiales y tecnología, lo ponen tan aparte de otros autos, que es lo mas cercano a un auto exótico en la actualidad.
Y con la capacidad de alcanzar el cero a 100 en apenas 1.9 segundos, si señor, menos de 2 segundos, y alcanzar los 400 kilómetros por hora en solamente 21.3 segundos, rompe la idea de un super-auto, es realmente un hypercar.
Hay que indicar que contrario a otros automóviles de prestaciones extremas, el Czinger será considerado legal por emisiones y pruebas de choque en al menos 50 estados de la unión americana. Es decir que no solo es apto para pista, sino que podrás ir a recoger la pizza en tu propio Czinger sin que cometas una sola infracción por la razón de ser del auto. Ya las multas por límite de velocidad serán tu responsabilidad.
La tecnología utilizada en su diseño y concepción es extrema, al igual que su precio. La etiqueta de precio del Czinger es, por mucho, más grande de lo que imaginas. Este pequeño misil tendrá un precio de $ 1.7 millones de dolares (¡Antes de impuestos!), que lamentablemente y a pesar de sus especificaciones, carece del pedigrí de Bugatti, Ferrari, Lamborghini o McLaren, los cuales por mucho menos dinero te ofrecen una espectacularidad más reconocida, un prestigio mas amplio, y mucho menos posibilidades de que te estampes en la primera curva.
¡Claro que tiene méritos! Su compacto V8 de apenas 2.9 litros, al igual que la transmisión de 9 velocidades fueron producidas por Czinger con tecnología propia. Algo que muchas marcas no son capaces de hacer aun con muchos más años de historia sobre sus espaldas.
Además, utiliza en su producción algo denominado Additive Manufacturing, un proceso que cuenta con mas de 330 patentes, sigue siendo secreto en su mayoría y que permite un paquete de peso y ensamble muy compacto para un auto de estas prestaciones. Para entenderlo un poco mas fácilmente, el Additive Manufacturing, es algo asi como Impresión 3D, aplicada a la producción automotriz. Lo que permite la producción de partes de diseño conceptual a piezas funcionales, reduciendo tiempo y costes de producción de prototipos y pruebas.
¿Habitabilidad? Cuenta con solo 2 asientos. El del conductor y uno solo para un pasajero detrás del conductor y por delante del motor central.
Sin duda es espectacular en el papel y parece extremadamente atractivo por los métodos de producción que rompen cualquier paradigma de producción de coches. Lamentablemente la industria automotriz está plagada de historias de pequeñas empresas que son tan disruptivas que no son capaces de ser rentables y terminan siendo parte de la mitología romántica de la industria, aplastadas por la realidad económica de los consumidores.
Si bien, la propuesta de producción es atractiva, el cliente automotriz específicamente, es sujeto de una serie de estímulos que le generan apetito y deseo por una marca. Mientras Czinger no tenga una historia probada en las pistas, un renombre, y un producto que deje de ser un artilugio tecnológico, su reconocimiento en las calles será limitado. Talvez el verdadero negocio radica en la propuesta y rentabilidad que logre a través de sus patentes y métodos de producción para que las marcas de volumen en el mercado las adquieran, adopten y a través de estos ingresos se le permita a Czinger seguir siendo rentable y producir semejantes productos.
¿Estética? Podríamos decir que su belleza radica en la innovación, la tecnología y en el merito de una pequeña empresa capaz de crear semejante auto. Pero la verdad es que el auto no es atractivo. Tiene una serie de detalles desproporcionados, que, pueden ser funcionales y necesarios, pero sigue siendo evidentemente americano. Existiendo tantas posibilidades de diseño, Czinger bien podía haber consultado los servicios de un atelier de diseño europeo para mejorar la imagen. Porque luce poco logrado y con cierto gusto a kit-car en la parte delantera, sobre todo tomando en cuenta el precio.
Y de la practicidad… bueno, es que un auto de estos no se fabrica para ir al supermercado, o de viaje con maletas, o con la familia. Es, en pocas palabras un despliegue de capacidad tecnológica que impresiona, claro que sí. Pero que carece de toda capacidad de uso en el mundo real además de ir rápido… ¡Muy rápido!
Los 80 C21 a ser construidos descansaran en la sala de algún coleccionista en Medio oriente o Norteamérica, que es donde generalmente pasan su existencia los hypercars.
Créditos: Czinger