La
industria automotriz inglesa es realmente una especie en peligro de extinción.
El rancio abolengo de sus marcas de lujo y la artesanal creación de sus
deportivos es algo que se quedó varado en el tiempo… hasta que fue rescatado,
financiado y recreado por capitales de todo el planeta que podían desarrollar
cualquier auto pero que necesitaban de un nombre de prestigio.
Lo anterior incluye a Bentley, para la que, respecto a diseño se
ha respetado mucho el árbol genealógico y el ADN (por lo menos exterior) de sus
modelos. Lo anterior le ha permitido a VAG posicionarla como la marca líder
en ventas de vehículos de lujo.
El
más reciente modelo de la casa es el Mulsanne Speed. En el lenguaje automotriz inglés,
la denominación Speed solo se asigna a los vehículos deportivos e imaginar la
inmensa mole de un Bentley con carácter deportivo es algo un poco complicado
pero no es nada que un poco de ingeniería alemana no pueda lograr.
Bajo
su enrome cofre el 4 puertas albergara un V8 Twin turbo de 6 ¾ litros capaz de
impulsar la masiva carrocería del Speed de 0 a 100 km/hr en apenas 4.9
segundos.
El
estilo exterior es dominado al frente por la tradicional parrilla de malla
cromada de Bentley así como las luce de contorno circular que continuara
evolucionando como sello de la casa.
El
frente es dominado por el cromo, un detalle que para el cliente Estadounidense
de este segmento sigue siendo requisito indispensable.
Las
formas, líneas y volúmenes del frente del automóvil son más complicadas de lo
que parece cuando se le ve al detalle. La imagen de Bentley parece haber sido
muy forzada en las dimensiones de este auto que es de por sí muy grande pero
toda esa confusión y excesos de diseño desaparecen en el perfil que es limpio,
casi austero.
Particularmente
elegante es la pequeña agalla cromada en el la base trasera del arco de la
rueda del salpicadero. Incluso cuando la funcionalidad sea muy limitada es un
detalle estético que puede convertirse en sello de la casa en futuros modelos
si VAG no decide replicarla en Audi, Porsche, VW, Bugatti, etc, etc.
Las
dimensiones del perfil son muy convencionales, casi para ser confundido con un
Chrysler 300 2014 lo que sería excelente para el 300 pero trágico para el
Mulsanne. Talvez sea este aspecto el que haga que un cliente se decante en
favor de un Rolls-Royce por ejemplo, que tiene una personalidad más
reconocible, definida e impactante.
La
parte trasera es 100% inglesa, con una caída suave que contrasta con sus
costados traseros musculosos, luces traseras de 3 elementos al más puro estilo
de Bentley y con unos tímidos tubos de escapes ovalados en cromo. Elegante,
discreto y formal.
Pero
la severidad del diseño de su parte trasera es fácilmente olvidad con la vista
de sus interiores donde la piel, maderas y cromo se conjuntan perfectamente.
Las
comodidades, espacios y conectividad son amplios, discretos y a la altura del
precio que se paga por un vehículo de estas características y marca.
El
Mulsanne no es un automóvil mal logrado estéticamente, pero por el precio que
ha de pagarse porque tu chofer lo maneje, habría que esperar algo más de carácter
en su conjunto, claro que a quien tenga una cartera lo suficientemente
congestionada como para liquidar un Mulsanne Speed al contado, la imagen puede no ser
tan importante como la declaración misma de transportarse en un expreso deportivo de lujo
de estas dimensiones y capacidades.
Fuente:
Crédito
& Imágenes: Bentley Media.