Toyota
está dando pasos agigantados en muchas direcciones a fin de generar nuevas tecnologías
más limpias; Primero
fue el Prius, que ha sido, hasta el día de hoy uno de los eléctricos más
populares y rentables para su fabricante, si no es que es el que más.
También
está revolucionando el concepto del automóvil deportivos con el Lexus-Toyota LFA, cambiando el concepto del transporte personal con el I-Drive y por si
fuera poco, el FCV podría ser la próxima y más viable opción tecnológica automotriz.
El
FCV estará en venta al público en California en el verano del 2015.
Este
nuevo automóvil será un sedán de 4 puertas, tamaño mediano, 0 emisiones, que de
acuerdo a Toyota, no será excesivamente caro de adquirir o mantener y que con
una sola carga de hidrogeno (Que será casi tan rápido como llenar el tanque de
gasolina de un automóvil), podrá recorrer poco más de 400 kilómetros.
Claro
que encontrar una estación para carga de hidrogeno podría requerir más de 400 kilómetros
de recorrido en la actualidad, por lo que Toyota ya está negociando con una
empresa especialista, el establecimiento de una red de 19 estaciones de
hidrogeno en el estado de California en las cuales se daría servicio a cualquier
marca de vehículo impulsado por celdas de hidrogeno.
Desafortunadamente,
y aun a pesar de que el FCV representa un enorme avance tecnológico, el deseo
del Señor Toyoda porque los automóviles de su marca mejoren su imagen, no se ve
reflejada en el FCV ya que sufre del síndrome del automóvil de tecnología alterna,
que por alguna razón obliga a los diseñadores a intentar cambiar radicalmente
los parámetros estéticos aceptados, es decir; los carros son feos.
El
FCV es un auto grande. Casi del tamaño de un Camry actual. El frente del FCV tiene
la tendencia actual de diseño de la casa llevada al extremo. Las luces están montadas
muy alto en el cofre. La parrilla central está ubicada en la parte inferior del
frente entre dos enormes molduras negras triangulares que recuerdan las
ventilas triangulares traseras del LFA.
Los
faros, son los más rasgados de la actualidad. Se extienden hasta la base del
parabrisas, dando la impresión del que el cofre es un añadido. Plano y
flotante.
El
perfil podría ser el de un sedán muy normal, pero los diseñadores eligieron al
igual que en los faros, una opción exagerada y mal realizado: La línea del
estribo que podría correr sin mayor problema, se eleva elípticamente sobre el
arco de la rueda trasera hasta la altura de la calavera. Como si se hubiera
imitado la solución estética del Nissan Lannia BMW i8, pero en esta queda apenas en una
protuberancia.
El perfil de las ventanas inicia en la base del parabrisas y gana altura en su base hasta más allá del poste C disimulado por pintura negra. La parte superior de las ventanas cae hacia atrás en un arco suave.
La parte trasera, sin embargo es la menos agraciada. El que podía ser una vista trasera muy limpia y estética, fue resuelta con soluciones poco comunes.
Hay
una lámpara que atraviesa la parte trasera de lado a lado y las lámparas tienen
también forma triangular que no se integra a las formas o cortes suaves del
perfil.
Evidentemente
de prosperar el concepto del FCV, tendremos una opción tecnológica mucha más limpia
que la de los motores de combustión interna o eléctricos que generaran batería que
contaminaran, pero no toda la gente que tenga conciencia ecológica quiere andar
presumiéndolo con un auto que luce, (¿Cómo decirlo de manera amable?) un auto
que luce no muy bonito.
Créditos:
Fuente
e imágenes: Toyota Global Press.