A
finales de los 50 el concepto de sedan familiar fue definido por los tres
grandes, o por lo menos eso nos hizo pensar la maquinaria publicitaria Estadounidense
de aquellos años.
Enormes
parrillas cromadas, más emblemas e insignias que en un uniforme militar,
molduras también cromadas a lo largo de sus interminables costados, curvas y
ribetes que solo servían de adorno.
Tapicerías
de vinil, enormes V8 bajo sus cofres, y luces traseras en forma de tovera de
jet, cola de pescado o una exótica mezcla de ambas.
En
su interior transmisiones automáticas que volvían el manejo una actividad monótona,
apenas un radio como equipo de lujo y tal vez un rudimentario equipo de aire
acondicionado.