La especulación no es terreno seguro
mucho menos para nosotros que ponemos por escrito y evidenciamos nuestro punto de vista en cualquier medio de comunicación, pero el análisis de
lo que pasará, basado en las señales que estamos viendo es un campo
completamente distinto.
Lo anterior viene a tema porque la
industria automotriz enfrenta el paso evolutivo más relevante de su historia, y
parafraseando a Darwin, no sobrevivirá el más fuerte sino aquel que mejor se
adapte al cambio.
Y mientras se vislumbra el futuro
quienes estamos relacionados a la industria compartimos nuestras propias
expectativas.
El cambio implica cierto grado de
incertidumbre pero en el lado positivo nos asegura avance, y mientras la industria
se convulsiona, analicemos las señales.
Los medios especializados nos
mantienen fascinados con los gurús de la industria; Elon Musk sigue liderando
en este campo con su carisma e ideas innovadoras. Será fundamental que
comercialice las patentes de Tesla o establezca intercambios tecnológicos
mientras Tesla mantiene el momento, de no hacerlo será difícil que Tesla avance
tecnológicamente.
Otro líder de la industria menos mediático
pero de implicaciones napoleónicas es Carlos Ghosn quien ha logrado con Nissan
uno de los regresos más espectaculares. Nissan sigue caminos muy tradicionales
y rentables. Renault por otro lado puede ser considerado el representante francés
de mayor relevancia global gracias a la fiereza del señor Ghosn.
Desde el mediterráneo, con un eterno
sweater que lo cubre del escalofriante frio de sus propias decisiones, Sergio
Marchionne parece seguir enfocado en la transformación financiera de FCA.
Nos sigue pareciendo aberrante ver
un Jeep a lado de un LaFerrari en la misma promoción corporativa, pero no es
la primera vez que me equivoco acerca de las decisiones del tío Sergio.
Representando el orgullo norteamericano
tenemos a Mary Barra, quien no pudo siquiera celebrar su nombramiento como CEO
de GM porque hubo de enfrentar la crisis de los recall de los cilindros de
encendido del gigante automotriz apenas recibió su nombramiento.
GM sigue luchando a golpe de chequera
por mejorar su propia imagen y de paso la propia señora Barra.
¿Qué tan efectiva será la estrategia?
Solo las ventas de GM nos podrán responder.
Pero… ¿Por qué hablar de los CEO de
algunas marcas? Porque representan fielmente el espíritu de su empresas y su situación.
Aunque no podemos olvidar que un
aspecto muy importante es el producto. Y en este rubro hay que señalar que
vienen importantes modificaciones y cada empresa comienza a hacer sus propias
propuestas por el futuro;
Tesla y Fisker rompieron el equilibrio
del cuenta gotas tecnológico de la industria al demostrar que era posible
comercializar autos eléctricos y atractivos.
Este ha sido el principal aporte de ambas
marcas aun y cuando Fisker no vivió para contarlo.
La mayoría de rumbos tecnológicos han
sido ya definidos; GM parece que seguirá manteniendo con vida artificial al
Volt que luce cada vez más como un coupe japonés.
Toyota y Honda van por tecnología de
celdas de hidrogeno, un promisorio avance que aún deberá ser probada en el
mundo real y aunque la propuesta sustentable de un auto cuyas emisiones son
solamente agua es tremendamente atractiva, sigo intentado entender porque tanto Toyota como Honda envolverán estas nuevas propuestas en horribles carrocerías.
¿Sera que se trata de un avance no
completamente probado y que se busca desalentar al cliente mediante precios
altos e imagen decadente?
En este campo, el ajedrez europeo se
mueve discretamente. VAG, Mercedes y BMW ya están haciendo importantes enroques
industriales para asegurarse la capacidad de desarrollos y producción
tecnológica que cuando se lance al mercado será un hueso muy duro de roer para
la competencia americana y asiática.
Los reportes cuatrimestrales son todos
positivos. En una industria en la que incluso Victor Muller asegura un futuro
prometedor para Saab o Spyker, queda claro que cada quien reporta el numero más
negro impreso en su estado financiero a fin de satisfacer los ánimos de sus
accionistas.
¡Pero lo anterior ya lo sabíamos!;
¿Cuál es entonces el cambio que enfrenta la industria?
Básicamente se trata del concepto del
automóvil y su interacción con los seres humanos.
Con sistemas de info-entretenimiento, y
conducción autónoma cada vez más avanzados, el automovilista tal y cual lo
concebimos los románticos, será en un punto en el futuro de mediano plazo, una
especie en peligro de extinción.
Los fabricantes cada vez fuerzan más el esquema de redes de distribuidores, haciendo menos rentable el modelo a fin de mantener sus márgenes de utilidad. Un signo de esto son los periodos de garantía cada vez más extendidos y el hecho que el negocio de partes de repuesto está siendo lentamente arrancado de los dealers para ser absorbido por la operación del fabricante.
Lentamente el modelo de negocios de Tesla dominará el mercado.
Por otra parte los fabricantes de
partes integran cada vez más sus operaciones globales y están más cerca de
producir vehículos completamente funcionales dejando atrás el concepto de
proveedores de las plantas y acercándose al de fabricante. En algún punto del
futuro esta consolidación bien podría absorber una marca consolidando un
negocio integral desde el desarrollo tecnológico, la fabricación, el ensamblaje
y la comercialización de automóviles bajo el concepto del concepto que ya se
menciona; Los autos no serán más autos con sistemas de entretenimiento. En el
futuro los autos serán computadoras que te lleven a donde quieras.
Ya el día de hoy los viajes por carretera son prácticamente obsoletos. Las líneas aéreas brindan una relación costo beneficio mayor que la de viajar en tu propio auto.
Las ciudades con congestiones de transito constantes, espacios de estacionamiento caros, inseguridad y altos costos de combustible orillan cada día a más personas a dejar su auto.
El cambio para quienes crecimos con la eterna ilusión de manejar un exótico es que el automovilista pase de ser conducto a pasajero, presa de los sistemas de seguridad del sistema operativo del automóvil.
Peor será el momento en que, como en un celular o una Tablet, nuestro auto sea obsoleto porque sus procesadores, memoria o sistema operativo no sea escalable.
Pero mientras nos alcanza el futuro,
por nuestra parte; Les podemos asegurar que no hay nada como conducir.
Créditos:
Imágenes: Wiki-media.