Durante
la primer mitad de los 80, Honda experimentaba un boom en sus ventas. Había pasado
de ser solo una compañía de autos compactos a fabricar sedanes medianos que
sentaron nuevos estándares de desempeño y confiabilidad en el que entonces era
el mercado más grande del mundo: Estados Unidos.
El auge era tan grande que a su equipo de diseño se le dio la oportunidad de experimentar nuevas posibilidades de ingeniería.
El entusiasmo llevo al resultado lógico; ¿Cómo sería un súper auto Honda?
La
arquitectura tradicional de motor delantero-tracción delantera no era opción para
un deportivo así que lo lógico siguiendo los estándares europeos seria motor
central y tracción trasera.