La
industria automotriz inglesa es realmente una especie en peligro de extinción.
El rancio abolengo de sus marcas de lujo y la artesanal creación de sus
deportivos es algo que se quedó varado en el tiempo… hasta que fue rescatado,
financiado y recreado por capitales de todo el planeta que podían desarrollar
cualquier auto pero que necesitaban de un nombre de prestigio.